2019-07-05
Cuando hablamos del ciclo vegetativo de la vid, en nuestros viñedos la floración tiene lugar durante los meses de mayo y junio. Es durante la floración, cuando nuestras vides necesitan de unas ciertas condiciones atmosféricas: temperaturas suaves -en torno a los veinte grados-, mucha luz solar y ausencia de lluvias. Si llueve la polinización se ve afectada, pausando el cuajado de las uvas, comenta el inicio de cada primavera el equipo de Bodegas Ramón Bilbao.
Los últimos días de mayo y los primeros de junio tendrá lugar la aparición de los primeros embriones de las flores, la floración se produce en pleno mes de junio. Flores de color blanco y minúsculo tamaño, se abrirán, esperando a ser polinizadas por el viento y los insectos. Una vez polinizada la flor, se empezará a desarrollar el grano de uva, base principal de nuestros vinos. La fase del ciclo vegetativo en el que la flor se convierte en fruto se denomina cuajado y tendrá lugar dos o tres semanas después de la floración.
Las flores de la vid son pentámeras, es decir tienen cinco piezas en cada verticilo:
La floración comenzará con la apertura de la corola por su base, liberándose los 5 pétalos que quedan unidos por su extremidad y son proyectados por la distensión de los filamentos estaminales, liberando las anteras, el estilo y el estigma. Las flores se agrupan en inflorescencias y el zarcillo es una inflorescencia estéril, sin flores, que usa la vid para trepar, ya que es una liana, no desarrollada tras el ejercicio de la poda.
En lo que a tareas de campo se refiere con la floración llega la hora de la supresión de los pámpanos estériles surgidos del tronco o de las ramas. También, en el suelo puede llevarse a cabo una segunda cava o binadura. La floración, normalmente, determina ya el volumen de la cosecha y la fecha de comienzo de la vendimia: una floración tardía supondrá una vendimia tardía.
El cuajado, otra fase del ciclo vegetativo de la vid, sucede cuando la flor va tornando en fruto. Sin embargo, cabe destacar que no todas las flores cambiarán sus vestiduras por ropaje frutal, tras el cuajado, las flores no polinizadas desaparecerán. Y es que en ocasiones ocurre que un número importante de flores no son fecundadas a este hecho se le conoce como corrimiento.
Si por el contrario, la naturaleza se muestra generosa y la cantidad de racimos es excesiva, se procederá a un aclareo, operación que requiere mucho cuidado y que consiste en retirar racimos antes de la maduración, para que la cantidad y el reparto sean compatibles con el nivel de maduración deseado.
Recordar, y esto como apunte, que es durante la floración cuando las aves que habitan en nuestros viñedos, construyen sus nidos e incuban sus huevos. Nidos que ya en julio abandonan vacíos tal vez hasta la próxima florescencia…