LA GARNACHA, CARÁCTER MEDITERRÁNEO DE VOCACIÓN MUNDIAL

¡La Garnacha está de moda! es así. Pero lo que ahora parece una obviedad no lo fue durante mucho tiempo. Esta variedad tan nuestra tuvo durante años muy mala fama. Se la consideraba de segunda y culpable de producir vinos bastos, alcohólicos y con tendencia a la oxidación. Así pues, solo era apta para mezclar y en muy pequeña proporción. Afortunadamente, lejos quedan esos días…

Conozcamos pues un poco más las virtudes de la garnacha, variedad que se ha convertido en una de las reinas de nuestro país.

¿Qué ha convertido la garnacha en una de las variedades más queridas y buscadas?

Los cambios en los gustos y preferencias del consumidor, en busca de vinos menos estructurados y más ligeros, y la mejora en los procesos y técnicas de vinificación han conseguido poner la garnacha en el lugar que se merece. Han sido también sus virtudes organolépticas: acidez, frescor, carácter afrutado, capacidad de acumular azúcares… junto con las naturales: es una variedad con una gran adaptabilidad a distintos territorios, lo que la hacen muy apreciada no tan solo para el consumidor final sino también entre viticultores. Probablemente estas sean algunas de las causas por las que la garnacha es una de las variedades más plantadas en el mundo, y también en España. En 2016, la garnacha ocupaba el tercer puesto en superficie de viñedo plantado en España (6.59%), y actualmente ya hay unas 100.000 hectáreas plantadas, concentradas principalmente en el norte del país. En Aragón, Catalunya, Rioja, Navarra y Euskadi se encuentra la mayor parte de ellas.

Estilos para todos los gustos

Garnacha blanca, gris, tinta, tintorera, peluda… hay clones de Garnacha para todos los gustos. Y esto también ayuda a que los vinos que de ella se elaboran sean versátiles y permitan mucho juego cuando decidimos maridar platos, o que nos acompañe durante un manjar de principio a fin.

Porque con garnacha podemos encontrar un sinfín de estilos de vino. Y así, es difícil que no encuentres el que se adapta a tus gustos. Veamos cuales son:

Espumoso, los espumosos de garnacha se benefician de la tendencia cada vez más buscada de las burbujas rosadas. Fruta, elegancia y frescor, todo en uno.

Vino blanco, en España, la garnacha blanca la encontramos en vinos jóvenes, pero también en vinos macerados en pieles y en vinos con buena capacidad de envejecimiento. Donde más se cultiva es en Terra Alta (Catalunya), el lugar del mundo con más hectáreas de vides de garnacha blanca (un 33% de la elaboración mundial).

Vino tinto. La garnacha es rica en alcohol y suele expresarse con poca acidez. Ideal para vinos amables, de copeo, redondos y con una buena intensidad aromática.  Destaca en este estilo los de maceración carbónica pero también los tintos envejecidos, sobre todo los que proceden de cepas y parajes más antiguos, dando como resultado vinos con capacidad de crianza y longevos en el tiempo.

Vino dulce, los vinos dulces de garnacha son todo un patrimonio en lugares como el Empordà o el Priorat. Con la justa oxidación aportan intensidad y aromas para el recuerdo. Ayuda también a conseguir este estilo el potencial alcohólico de la garnacha produciendo dulces naturales de gran calidad.

Si después de leer este post te has quedado con ganas de conocer sensorialmente más a la Garnacha, te informamos de que Ramón Bilbao dará la bienvenida pronto a un nuevo miembro de la familia, Ramón Bilbao Edición Limitada Garnacha. Además, estas otras opciones también te acercarán a la uva de moda:

• Ramón Bilbao Viñedos de Altura, donde la garnacha tinta y la tempranillo juegan en un un mano a mano
• Límite Sur, la monovarietal de garnacha que recupera parajes desconocidos de la sierra de Yerga en la Rioja Oriental. Un vino que envejece en recipientes como el ánfora, la barrica francesa y el hormigón, y que consigue conquistar paladares con su aroma, frescor y equilibrio.

¡Salud!