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ComprarBlog / Estilo de vida / BRÚJULAS, SEXTANTES Y CARTAS NAÚTICAS: VIAJANDO CON RAMÓN BILBAO EDICIÓN LIMITADA
2021-04-14
El viaje forma parte del ADN de los vinos Ramón Bilbao. Ese instinto humano que despierta las ganas de explorar, descubrir lugares y ver más allá de lo que uno conoce está contenido también en cada una de las botellas de vino de nuestra bodega. Hoy, nos servimos una copa de Ramón Bilbao Edición Limitada y confesando nuestra dependencia del GPS del smartphone, nos preguntamos qué ayudas a la navegación tuvieron aquellos que comenzaron a viajar.
Hacerse a la mar hace siglos no debió ser empresa para tibios. Solo los valientes y quizás algunos inconscientes debieron hacerlo por su voluntad. Para otros, convictos y prófugos de la justicia, el mar era el único atisbo de libertad.
Las tripulaciones de los primeros barcos se guiaron por la posición del sol y por el único mapa que se despliega todas las noches gratuitamente sobre nuestras cabezas: el que dibujan las estrellas en el firmamento.
Toda vez que el cielo esté despejado. Si las nubes o las tormentas aparecen, los primeros marineros debían encomendarse a los dioses. La mejor idea entonces era, siempre que fuera posible, navegar bordeando la costa, sin perderla de vista.
La brújula para el viaje
Ser conscientes del magnetismo de la Tierra fue un hecho clave para este invento. Parece que fue en China el lugar donde primero se observó cómo un objeto imantado flotando en el agua se empeñaba en señalar una cierta dirección y que por mucho que se corrigiera su posición, siempre volvía a apuntar hacia la misma. Pensar en la aplicación práctica de este hecho observado fue decisivo.
Inventada en China, pero fue en Europa donde la brújula se perfeccionó. Se le añadió la rosa de los vientos con los puntos cardinales en sustitución de los ideogramas zodiacales que solían portar las brújulas chinas. Al introducirla dentro de un giroscopio, se evitó que la brújula se balanceara a merced de las olas del mar.
La brújula fue clave en el desarrollo de la navegación y las exploraciones. Los grandes navegantes también comenzaron a percatarse de ciertas imprecisiones que hacían dudar de que la Tierra fuera una esfera perfecta y también sugerían que los polos magnéticos estaban algo desplazados con respecto a los polos geográficos.
Cartas de navegación, astrolabios y sextantes
Las cartas de navegación fueron los primeros mapas a disposición de las embarcaciones. Eran representaciones a escala de las aguas navegables donde se señalizaban profundidades y obstáculos naturales. Las primeras de ellas estaban plagadas de errores e imprecisiones y fueron corrigiéndose a medida que la exploración de los océanos se incrementó.
Reproducir en plano la superficie esférica de la Tierra tiene una cierta complicación que se solventó con distintas proyecciones: gnomónica o mercator, principalmente.
Existen cartas de navegación costera, las que indican incluso las corrientes marinas y las específicas de navegación fluvial. Todos estos cientos de rollos de papel utilizados durante siglos, hoy se encuentran digitalizados.
El astrolabio fue hasta la invención del sextante el instrumento de navegación más utilizado. Este aparato permitía situarse en alta mar cuando no existía referencia midiendo la altura de las estrellas.
El sextante, que toma ese nombre por tomar la forma de un ángulo de sesenta grados equivalente a un sexto del círculo, era similar al anterior pero mucho más preciso.
¡Tierra a la vista!
El desarrollo de la óptica fue la clave para instrumentos que también se han usado en los barcos. El catalejo se generalizó entre los marineros entre el siglo XVI y XVII. A través de sus lentes encajadas en un cilindro metálico permite multiplicar el alcance de nuestra vista.
El catalejo acercaba el momento de arribar a tierra para aquellos que llevaban meses en alta mar. En cuanto se divisaba tierra firme, se levantaban los ánimos de la tripulación.
Esa imagen de la felicidad al divisar el destino, siempre enmarcada en un círculo negro, nos recuerda a la sensación de asomarnos a nuestra copa de Ramón Bilbao Edición Limitada.
¡Salud, viajeros!